“La interpretación de lo real y algunos ejemplos de su aplicación en la lírica peruana”

Estructurado en tres partes, Lo que no cesa de no escribirse (2014), presenta un trabajo entre estético-hermenéutico y ético-psicoanalítico, si utilizamos las expresiones de Marcos Mondoñedo, que comparte autoría con Martín Vargas Canchanya y Karen Calle, y que en el primer capítulo presenta el marco teórico construido sobre la base de los pilares de la obra de Alan Badiou y Jacques Lacan: “el siguiente es un conjunto articulado de ideas generales que dan inicio a una investigación sobre las posibilidades de un análisis del discurso que trascienda la dimensión del sentido y de lo estético, y se aproxime a la dimensión de lo real y de lo ético” (p.17). A partir de estas premisas los autores, en un primer momento, desplegarán el aparato conceptual con el cual, en el apartado dos, efectuarán un análisis de textos literarios peruanos.

De este modo, a partir de la constatación de Marleau-Ponty, que será retomada por Greimas, de que estamos condenados al sentido, los autores delimitan lo que entienden por sentido: “configurado mediante los procesos de significación que concurren en los discursos de la cultura” (p.23). Dada la definición de sentido, definirán la interpretación como el acto y la interfaz que permite el tránsito entre el sentido y el vacío. Si el acto de mediación, o interpretación, se decanta más hacia el sentido, se da una interpretación del sentido. Si, por el contrario, se declina por el vacío, la mediación se llamará interpretación de lo real. La primera busca la satisfacción pulsional mediante la producción de sentido. La segunda procede a través de la sustracción del sentido como modo de acceder a lo real, lo que Lacan llamará lo que no cesa de no escribirse (p. 25). Esta definición de lo que no cesa de no escribirse como modo de acceso a lo real mediante la sustracción de sentido es importante en la argumentación del libro. Para justificarla recurren a Alan Badiou:

“Desde esta perspectiva, llamada ontológica por Badiou, podemos entender que el procedimiento de interpretación de lo real no intentará ‘nombrar el aparecer’, no se tratará de una actividad de representación [caída de la representación] – que sí es, en lo básico, la interpretación del sentido. Lo proprio de esta mediación orientada por lo real será la de sustraer ‘toda instancia de presencia’, es decir, toda representación y todo cuerpo verosímil que actúa dentro de los horizontes de expectativas ligados a una o varias fuentes de sentido tradicional o enciclopedias. En consecuencia, la interpretación de lo real operará contra el sentido común, procurará ubicar las significaciones que se suscitan a partir de algún marco de verosimilitud para luego suprimirlas y observar lo que queda. Eso que allí se encuentre y que habría sido disimulado por los universos de sentido tradicional será descrito luego como una singularidad o como una ‘verdad transmundana’” (p. 27).  

A partir de este punto, Mondoñedo propone un esbozo de metodología que se articula en tres etapas: la primera, mediante el agotamiento de la interpretación del sentido; la segunda, a través de la ubicación de la falla en el sentido que muestra un vacío o una falta; y, en tercer lugar, la sustracción de sentido con vistas a observar lo que queda.

Una vez trazado el marco, el libro presenta el estudio de las obras de César Moro, José Watanabe y Mario Montalbetti, que son analizadas en la dirección de la interpretación de lo real. Los tres autores se dedican a abordar algunos aspectos vistos en la teorización como la sustracción de sentido, la apertura del sujeto o el sujeto del enunciado, entre otros.

Finalmente, la obra presenta unas conclusiones en las que se hace balance de la propuesta (p.179). Destaco una referencia a La Filosofía del arte moderno de Konrad Liessmann que, al comentar las teorías estéticas de Adorno, sostiene que las obras de arte modernas dejan tras de sí “la impresión de que las estructuras estéticas ocultan algo que debería desvelarse, que plantean una tarea que hay que resolver, que hacen una insinuación que tiene que completarse” (p.142 Filosofía del arte moderno). Ese carácter enigmático de la obra, que podríamos encuadrar entre el agotamiento del sentido y la falla en el sentido, es un llamado a la interpretación de lo real como fuera de sentido. Para los autores:

“Independientemente de las interpretaciones discursivas o autoriales, la descripción semiótica de la enunciación orientada por lo real configura un marco de procedimientos con los que pueden precisarse las formas de trascender las significaciones enunciativas de los discursos e inscribir lo que no cesa de no escribirse o el exceso inherente” (P. 185)

El libro de Mondoñedo, Vargas Canchanya y Berrocal es una excelente puerta de entrada a las teorías lacanianas sobre la interpretación de lo real y a algunos conceptos ontológicos de Alan Badiou, que sirven para explicar el método de sustracción de sentido con el que se estudia lo que queda, o lo que resta. Mi única reserva esté tal vez en un exceso de semiótica en la argumentación, que es brillante cuando trata la ontología de Badiou junto a temas lacanianos. La pedagogía de Mondoñedo, profesor de Teoría Literaria y Semiótica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) se deja notar tanto en el estilo, que hace accesibles teorías difíciles de amenizar, como al incluir a estudiantes de literatura que analizan las obras de Watanabe y Montalbetti. Una obra que recomiendo a quien esté interesado en cuestiones de literatura, psicoanálisis y filosofía.

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